Bonsai y Suiseki, o el arte de la proporción

Bonsai y Suiseki, o el arte de la proporción

En mi anterior artículo, del pasado mes de Mayo, defendía que para tener las sensaciones propias de la contemplación de un jardín japonés, no hacia falta tener un gran espacio. Si hay un elemento fundamental en el arte del jardín japonés (en menor grado, también en cualquier tipo de jardín), además de los símbolos básicos del agua, la piedra y la vegetación, este es el de la proporción. Hoy hablaremos de la proporción.

La proporción es una constante en el arte oriental (chino y japonés). Ya las primeras pinturas de los literatos y monjes chinos, origen de los jardines posteriores, están basadas en la proporción; en la aplicación perfecta de los tres planos : próximo, medio y lejano. Contemplando una de estas pinturas el observador se abstrae del entorno y se introduce en ella, se siente parte de la escena. Esta misma sensación es la que con posterioridad se pretende proporcionar al observador del jardín, con independencia del espacio disponible. Ese es el verdadero arte.

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La foto que encabeza este artículo no es más que un detalle del bosque de bonsái que aparece a la derecha. La figura no tiene más de 8 cm., pero su correcta proporción con los troncos (de entre 1 y 2 cm.) nos da la sensación de paisaje real.

El arte del Bonsai, con menos elementos que la pintura, tiene ese mismo objetivo : cautivar al observador. El Bonsai es un arte que aúna sofisticadas técnicas de jardinería con la más refinada estética oriental basada en la proporción. En occidente, llamamos bonsái a todo vegetal plantado en maceta y que tenga la corteza lignificada. Nada más lejos de la realidad. En Japón, y en los círculos aficionados de todo el mundo, son pocos los árboles que se consideran verdaderos Bonsai y, entre estos, una mínima parte llegan a obras maestras. En el Bonsai aparecen conceptos como devoción y respeto, tanto hacia los árboles como hacia los cuidadores,  porque en ellos se ha invertido lo mejor de uno mismo, trasmitiéndose de generación en generación, en muchos casos. El Tokonoma, el equivalente al “aparador” catalán donde se colocaba la mejor vajilla y cristalería de la familia, hoy en día está mayoritariamente ocupado, en las casas de los aficionados, por Bonsais y Suisekis de gran valor (no especialmente económico).

montana15x13¿Qué es el Suiseki?. Literalmente, es el arte de contemplar las piedras. Evidentemente, no cualquier piedra, ya que si analizamos la definición observamos dos palabras clave “arte” y “contemplar”. A la izquierda del artículo, observareis la imagen de una montaña sobre un fondo nevado. No es cierto, es una ilusión, es una sensación. Esa “montaña” mide 20 cm. de alto y está colocada en una maceta plana; la nieve, es una sábana vieja difuminada con Photoshop. En otra fotografia posterior vemos la realidad del asunto. He intentado plasmar, mediante técnicas informáticas, lo que siento cuando contemplo ese piedra colocada en esa maceta, probablemente con poco éxito ya que una sensación es imposible de ilustrar. Pero una vez más son las perfectas proporciones de la piedra las que me hicieron ver un pico de montaña cuando la encontré en el monte. Como ya he dicho, no todo vale en el Suiseki. Existe una clasificación de las piedras, tanto por su forma (montaña lejana, isla, etc.) como por su naturalidad (se valora la no manipulación de la misma con herramientas para mejorar la forma). Pero lo que importa, purismos aparte, es la sensación que transmite su contemplación.

suiseki-customEl jardín zen es la contemplación de unas piedras que simbolizan montañas, islas, …, sobre una grava que simboliza el mar, el agua, ….. Quién no ha visto fotos de monjes meditando frente a un jardín seco. Es ese simbolismo el que le lleva a sus pensamientos u oraciones. Ya hablamos de que el simbolismo es fundamental en la cultura oriental y que, por ello, al profano un jardín japonés le puede parecer inacabado ya que sólo el observador es capaz de completarlo. Y cada observador lo completa a su manera y según su estado.

Pues bien, en el jardín contemplativo se intenta aunar todas estas sensaciones que cada uno de los elementos, solos o en grupo, transmiten, bajo las reglas de la proporción. Lo que nos dará un mayor espacio es una mayor cantidad de elementos, o una distinta colocación de los mismos, pero no una mejor sensación. El principio estético del Wabi, que comentábamos en el anterior artículo, valora especialmente la austeridad, en este caso la carencia de espacio, pero no limita las sensaciones. El Bonsai y el Suiseki son una buena muestra de ello.

Hemos de entender que esa pintura, ese jardín, ese Bonsai o ese Suiseki, no son más que la plataforma que nos permite entrar en la escena, y esa escena varía con nuestro estado de ánimo, con la luz, con infinidad de cosas, pero nos permite, al fin y al cabo, abstraernos de nuestro entorno inmediato y dejar volar nuestra mente. A veces, contemplando una simple piedra.

*El bonsái y el suiseki del artículo son de mi colección y han sido hechos (bonsái) y localizados (suiseki) también por mi.