JARDINES CONTEMPLATIVOS

JARDINES CONTEMPLATIVOS

“… Esperé su explicación con respecto a lo de un “sitio”, pero Don Juan no hizo ningún intento abierto de aclarar el punto. Pensé que acaso quería indicarme cambiar de posición, de modo que me levanté y fui a sentarme más cerca de él. Don Juan protestó por mi movimiento y recalcó claramente que un sitio significaba un lugar donde uno podía sentirse feliz y fuerte de manera natural. Palmeó el lugar donde se hallaba sentado y dijo que ése era su sitio, añadiendo que me había puesto una adivinanza : yo debía resolverla solo y sin más deliberación”.

“…Insistí y argumenté que no tenía la menor idea de qué quería decir él en realidad, porque no me era posible concebir el problema. El resugirió caminar por el zaguán, hasta hallar el sitio.

   Me levanté y empecé a recorrer el suelo. Me sentí ridículo y fui a sentarme frente a Don Juan.

   El se enojó mucho conmigo y me acusó de no escuchar, diciendo que acaso no quisiera aprender. Tras un rato se calmó y me explicó que no cualquier lugar era bueno para sentarse o para estar en él, y que dentro de los confines del zaguán había un único sitio donde yo podía estar en las mejores condiciones.”

 

Ya os he hablado alguna vez de los lugares de poder. Estos pasajes de “Las Enseñanzas de Don Juan”, de Carlos Castaneda, narran el momento en que Don Juan propone a Castaneda que localice “su” lugar de poder, su sitio. Después de rodar y caminar durante horas por el zaguán, exhausto, cree que la solución es el lugar donde se sienta Don Juan, que es siempre el mismo.

 

“… Me senté allí y luego me acosté, boca abajo al principio y después de espaldas, pero el lugar era igual a otros (que había estado probando)”

 

¿No os ha pasado que, al llegar a un sitio nuevo, hacéis un barrido con la mirada e intuitivamente, escogéis donde sentaros? ¿No hacéis lo mismo en el restaurante y en el lugar de la mesa que habéis escogido?. Evidentemente, no nos sentamos todos en el mismo lugar ni escogemos la misma mesa (cierto que, a veces lo desearíamos, pero ya está ocupada). Así, lo que dice Don Juan es cierto : no cualquier lugar es bueno y cada uno tenemos el nuestro. Esto tiene que ver con las energías de la tierra (la Geomancia), por eso usamos la intuición y no la razón en su localización, y, de hecho, el feng-shui ya lo contempla y extiende a la ubicación de la casa, su distribución, etc. Pues lo mismo ocurre en el jardín japonés.

 

La distribución del jardín contemplativo se hace siempre desde un punto de visión que hay que definir previamente. Y es el propietario quien debe decidir desde dónde va a contemplar el jardín. En los orígenes del jardín japonés este lugar solía coincidir con la habitación del amo y toda la casa se construía alrededor de dicho habitáculo.